viernes, 27 de diciembre de 2013

Cocina tradicional y milagrosa

Ahora que lo que mola es la austeridad, el ahorro, el decir que ya estamos cansado de todo y volvemos a la cocina tradicional y milagrosa.
Días en que vareábamos la vajilla de plata, que eran cosas normales, a veces nos parecía cosas de otros, sobre todo de gente pobre, y nos dábamos lujos tras lujo, cuanto más raros mejor. ¿ Me he comprado un apartamentito en el Rincón de la Victoria para veranear, ya que en Málaga capital hace mucha calor en verano, o vas a ir a veranear a Matalascañas, con la gente que hay allí, que no puedes tomarte tranquilamente ni una cerveza en un chiringuito ni puedes darte un baño sin dar codazos para entrar al mar? No, yo me voy a Punta Cana, que hemos hablado con la agencia de viaje y nos lo ha preparado todo a muy buen precio, ya tú ves,  apenas sin nos cuesta todo siete mil euros.... 
Así hablábamos ayer, cuando un coche con un par de años nos parecía viejo y una comida en una venta, a base de carne a la brasa y ensalada, nos parecía bocadillo de albañiles humildes. Jamones iban y venían por los días de diciembre, como beben y beben los peces en el río, que en la casa donde no había un jamón de pesuña negra ni era casa ni era nada. Y electrodomésticos, todos y los más caros y no había día que no dijéramos que tarde más buena hace para ir a merendar a no sé qué cafetería de lujo. Y no había puente en el que no planteáramos salir de vacaciones, vamos a ir al teatro aunque no nos guste y de camino cenamos en un restaurante donde dicen que come Antonio Bandera. Así de todo, en todo. ¿ Regalos? la locura: ciento y ciento de euros en regalos de Reyes, para niños y mayores, que llegabas a cualquier casa y te encontraba con el mejor equipo de música, la mejor televisión, tira el viejo que no tiene HDMI y la tele no tiene 3-D, aparte de tener un par de años de antigüedad y la garantía ya ni la cubre, teníamos los mejores teléfonos, ipod, tablets etc. etc... Y ahora, de pronto, donde dije lujo, digo austeridad. Bueno, digo gusto, que es que me ha cambiado el gusto, mire usted. Por aquí, en España, el gusto nos ha cambiado, esto de ahora es gusto obligado, es tener que agachar la cabecita y decir que lo barato es lo mejor, que donde se pone un par de rebanadas de aceite, un bocata de mortadela y cuando salimos a cenar un perrito caliente que se retiren los platos de jamón, entrecot y los bogavantes. Nos han cambiado la letra del villancico de diciembre, y ahora lo way es la austeridad, el ahorro, el decir que ya estamos hartos de todo y volvemos a la cocina milagro, a la realidad de la cual nunca debimos salir.
A la fuerza nos ahorca la situación económica. A ver si aprendemos de esto ya. Mucho me temo que, en la más triste intimidad, seamos muchos los que, llorando por lo perdidos reinos del lujo una, dos, tres y mil veces todo esos excesos del pasado, queremos pero no podemos mantenerlo en el futuro: vivir como ricos personas de clase media es misión imposible ¡ Todo era y yo más !

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