lunes, 1 de abril de 2013

¡ Lágrimas en la lluvia !

Un desconocido caminaba de forma lenta y tambaleándose por una estrecha calle del casco antiguo de Málaga. Como si este mundo no fuese con él, no le importaba los charcos, ni la lluvia que caía en ese momento; pasaba sus delgados dedos por su canoso pelo mojado y parando repentinamente en la bifurcación de una plaza, buscaba un "algo" que le llevase a algún lugar. A pesar de la intensa lluvia, le observé unos minutos, torció unas veces a la derecha y otras a la izquierda, como un barco sin timón. ¿ Quién sería y adonde iría ?, era la pregunta que me hacía y si tenía un destino concreto. Igual pensaba que la soledad era su único acompañante aparte de esa tímida luna llena que dejaba ver un cielo negro encapotado, y un escaso y triste alumbrado anaranjado que lo único que transmitía era la penumbra de la noche cerrada. Después de caminar unos minutos detrás de él paró delante de una puerta vieja descolorida, unas ventanas de madera derruidas y unas rejas oxidadas. De pronto introdujo su mano derecha dentro del bolsillo correspondiente del pantalón de pana degastado y empapado por la intensa lluvia, sacó un manojo de llaves. Donde buscaba cual de ellas abriría la puerta de aquella vivienda de apariencia triste y solitaria. Pasé de largo junto a él, dándose cuenta en esos momentos de mi presencia, poseía una mirada abatida carente de luz, bajó la cabeza y entró en su morada. Después de aquella noche volví a pasar más frecuentemente por esa vieja puerta observando los movimientos que se producían en ella, pero allí lo único que reinaba era el silencio. Mi imaginación traspasaba la frontera de la realidad, una vida truncada por un drama familiar (divorcio, muerte de un ser querido o un golpe bajo en el mundo laboral).
Una lágrima silenciosa se escapaba aquella noche de sus ojos y disimulada entre la lluvia. La lluvia, ese pequeño refugio donde la tristeza se vuelve melancolía y se encuentra consuelo unos instantes. Todo ello me produjo un escalofrío que recorrió cada neurona de mi celebro ¡ que difícil es colocarse en el lugar del otr@ !, cuando para ti es un día más del calendario.

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